-Comunicarlo, no basta con ir mascuyando uno sólo.
-No clausurar las preguntas.
-Rezar.
-Leer la Palabra de Dios.
-Revisar la propia historia.
-Reparar en los gestos, frases, hechos vividos con los pibes y la gente.
-Atender a los sentimientos, el corazón, el cuerpo, la salud.
-Juzgarse y juzgar benévolamente.
-Confiarse a la gracia de Dios.
Octubre de 2008
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