sábado, 21 de agosto de 2010

Castidad

Te amo con todo, desde mi castidad posible, no la ideal. No la que prohibe o limita, no la del dominio, sí la que deja entreveer la profunda necesidad de plenitud e intimidad de vínculos profundos que me abran al amor. Desde esta experiencia de castidad es que vuelvo a hacer profesión de mi ser signo y portador de tu amor para los jóvenes.
Desde mis intensas experiencias al acompañar a tantos
(acá van los nombres de muchos de ustedes);
de ser acompañado por tantos
(acá van los nombres de cuantos de ustedes siempre están más allá de las posibilidades materiales o cercanía física);
de acompañarnos entre nosotros
(acá van los nombres de mis hermanos de comunidad actualmente presentes y también de quienes no están más en la Congregación).  
Octubre de 2008

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